La sola pregunta hace enarcar las cejas a José Antonio de la Rosa, jornalero en paro de 55 años de Nueva Carteya (Córdoba). "¿Preferir el paro a un trabajo por comodidad? En la vida. ¿Cómo salir adelante con 420 euros al mes y cuatro hijos?". La charla deriva hacia las alusiones despectivas a las ayudas a los jornaleros andaluces formuladas por Esperanza Aguirre y Josep Antoni Duran i Lleida. "Duran se pasó cuatro pueblos. Estando como está la cosa y fijarse precisamente en nosotros, que ganamos 37 euros al día en los olivares", afirma Fernando Romero, 47 años, jornalero en paro. No tiene ingresos. Y busca trabajo en lo que sea.
El mito de la Andalucía limosnera e indolente tiene su principal garantía de supervivencia en un sistema de ayudas a los trabajadores del campo rodeado de generalizaciones tópicas. ¿Es para tanto? El famoso Plan de Empleo Rural (PER), ahora denominado Programa de Fomento de Empleo Agrario (FROFEA), supone este año en Andalucía una inversión estatal de 138,6 millones. Del más de medio millón de jornaleros andaluces, en el último año se beneficiaron de estos fondos 26.400. Y aquí beneficiarse significa trabajar 15 días por 700 euros con las peonadas generadas por estos fondos.
Se suele confundir el PER con el subsidio agrario, que es el paro de los trabajadores acogidos al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS): 420 euros durante seis meses a quien acredite 35 peonadas el año anterior, no gane más del salario mínimo y haya pagado el sello agrario (unos 50 euros de media) todo el último año. En abril, en Andalucía, cobraron 128.100 personas este subsidio, que cada año supone un gasto menor, mientras que el del resto de ayudas al desempleo se ha disparado.
Blando con el empresario
"El llamado PER es un sistema blando con los empresarios y duro con los trabajadores, que están en una situación de total debilidad tanto trabajando como en el paro", resume Antonio Perianes, secretario regional de la sección agroalimentaria de CCOO, que lamenta el efecto "narcotizante" del subsidio sobre el jornalero. "Supone más beneficios para la sociedad en su conjunto que para el trabajador", recalca Pedro Marco, de UGT. El beneficio mayor es que ha mantenido la población rural, favoreciendo a todos sus sectores, con los servicios al frente, y evitando la emigración masiva a la ciudad ocurrida en regiones mesetarias.
Pero hay más. Las obras financiadas con el PER han dignificado los pueblos, favoreciendo el turismo rural y paliando en parte el atraso. Mientras tanto, ¿qué ofrece el REASS al jornalero? En primer lugar, el contrato es diario. Si está enfermo, no trabaja ni cobra. Si llueve, tampoco. Los convenios varían según las provincias, pero el jornal ronda los 40 y tantos euros. "El año malo te las ves negras para llegar a las 35 peonadas, y eso haciendo la aceituna aquí, el ajo en Montalbán y lo que salga", explica Fernando.
Paz social
La mayoría de los jornaleros reunidos por Público en Nueva Carteya recurrieron a la emigración temporal a Francia o Suiza cuando vinieron mal dadas. Y todos probaron suerte en la construcción durante los años del boom. ¿Era mejor esa vida? "Se ganaba más", responden. "En el campo cada vez hace falta menos gente y el trabajo es más duro y peor pagado", afirma Manuel Alba, 40 años, dos hijos.
"No pedimos limosna, queremos trabajo", añade.
Teresa Gómez, esposa de Fernando Romero, deja claras sus prioridades. Jornalera durante años, sabe lo que es acudir a las peonadas del PER y cobrar el subsidio. Y no lo echa de menos. Ahora trabaja en asistencia a domicilio. Está a punto de cumplir tres años en el régimen general, con lo que ya no podrá volver a pedir el paro agrario. El periodista vuelve a preguntar si, como dicta el tópico, no merece la pena dejar el trabajo y volver al círculo de las 35 peonadas y la ayudita. "¿Yo dejar un trabajo? Sí, hombre. Trabajaré hasta que pueda y luego ya veremos, como siempre", afirma.
Frente al tópico del pedigüeño pícaro, Julián Aguilar, de 61 años, reivindica el papel sacrificado de su profesión de trabajador agrario con experiencia. Defiende que varios pilares básicos de la cohesión social andaluza se han forjado sobre un sistema que obliga a cientos de miles de jornaleros sin tierra a planificar su economía cerca del límite de la pobreza.
"Este sistema ha sido la mejor inversión posible en paz social, la que ha conseguido más con menos recursos", opina Fernando Ramos, profesor de Economía, Sociología y Políticas Agrarias de la Universidad de Córdoba. Él es crítico con el PER: admite "cierto clientelismo en el voto", afirma que da a los patronos un "poder caciquil" y calcula un 5% de fraude con "efectos perversos". Pero pide que el debate sea ponderado: "La PAC. Ahí está la parte del león. ¿Por qué no se debate eso?". Los fondos de la Política Agraria Común europea son objeto de menor atención que el PER, pese a que el pasado año repartieron entre los agricultores andaluces 1.870 millones y el 0,5% de los propietarios se llevó el 25%.
El consejero de Empleo andaluz, Manuel Recio, atribuye a una mezcla de ignorancia y electoralismo las alusiones despectivas al PER, que evita incluso el PP de Javier Arenas. "En Andalucía no surgen voces contra los fondos para paliar las reconversiones industriales, la crisis de la minería del carbón o para mantener al sector automovilístico", argumenta. "Pero el colectivo de trabajadores eventuales añade no es un grupo de presión que pueda contrarrestar estas campañas, mientras que en los otros casos sí hablamos de grupos de interés económico con capacidad de reacción". Los jornaleros del sur, hoy como siempre, son el blanco más fácil.
35 peonadas para recibir un subsidio en el límite de la pobreza
¿Qué es el PER?
El Plan de Empleo Rural fue creado por Felipe González en 1984 para amortiguar la pobreza endémica de cientos de miles de jornaleros en Andalucía. Hoy se llama Programa de Fomento de Empleo Agrario (PROFEA). Es una especie de Plan E: dinero para obras en los pueblos. Da trabajo a jornaleros parados, más del 50% mujeres. Puede servir para llegar al mínimo de 35 peonadas exigidas para recibir al subsidio agrario. En estas obras trabajaron en el último año 26.400 jornaleros andaluces. Cada jornalero no puede hacer por trienio más de 15 peonadas del PER (700 euros en total).
¿Y el REASS?
Es el desempleo de los trabajadores del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS). Para cobrarlo hay que ganar como máximo el salario mínimo, haber cotizado todo el último año el sello agrario (50 euros al mes de media) y acreditar al menos 35 peonadas (20 este año, por las lluvias). El subsidio es de 420 euros al mes durante seis meses. En el REASS se cotiza el 11,5% de media, más del doble que en el general. Del total de 501.558 trabajadores del REASS en Andalucía, en abril cobraron el subsidio 128.100 (20.598 en Extremadura). 32.200 más perciben la renta agraria, una ayuda similar que sustituye al subsidio, ya en vías de desaparición.
¿Cuánto dinero cuesta?
Los fondos estatales PROFEA ascienden en 2010 en Andalucía a 138,6 millones. La Junta los complementa poniendo los materiales. El subsidio agrario costó en marzo 52,1 millones, un 7,3% menos que en marzo de 2007. Desde el inicio de la crisis, en cambio, las prestaciones por desempleo subieron un 192% en Valencia, un 144% en Catalunya, un 133% en Madrid y un 101% en Andalucía, según la Consejería de Empleo. El subsidio agrario supone el 1,83% del total del gasto por desempleo que se realiza en España.
¿Qué dicen sus detractores?
Las críticas hacia estas ayudas llegan sobre todo desde fuera de Andalucía. Las alusiones recientes más sonadas fueron de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que dijo que reducir las peonadas necesarias para cobrar el subsidio de 35 a 20 por las inundaciones era dar "pitas pitas" a los jornaleros. Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz en el Congreso de Convèrgencia i Unió, llamó en pleno debate sobre la crisis a replantear el PER.
Ándel Munárriz
El mito de la Andalucía limosnera e indolente tiene su principal garantía de supervivencia en un sistema de ayudas a los trabajadores del campo rodeado de generalizaciones tópicas. ¿Es para tanto? El famoso Plan de Empleo Rural (PER), ahora denominado Programa de Fomento de Empleo Agrario (FROFEA), supone este año en Andalucía una inversión estatal de 138,6 millones. Del más de medio millón de jornaleros andaluces, en el último año se beneficiaron de estos fondos 26.400. Y aquí beneficiarse significa trabajar 15 días por 700 euros con las peonadas generadas por estos fondos.
Se suele confundir el PER con el subsidio agrario, que es el paro de los trabajadores acogidos al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS): 420 euros durante seis meses a quien acredite 35 peonadas el año anterior, no gane más del salario mínimo y haya pagado el sello agrario (unos 50 euros de media) todo el último año. En abril, en Andalucía, cobraron 128.100 personas este subsidio, que cada año supone un gasto menor, mientras que el del resto de ayudas al desempleo se ha disparado.
Blando con el empresario
"El llamado PER es un sistema blando con los empresarios y duro con los trabajadores, que están en una situación de total debilidad tanto trabajando como en el paro", resume Antonio Perianes, secretario regional de la sección agroalimentaria de CCOO, que lamenta el efecto "narcotizante" del subsidio sobre el jornalero. "Supone más beneficios para la sociedad en su conjunto que para el trabajador", recalca Pedro Marco, de UGT. El beneficio mayor es que ha mantenido la población rural, favoreciendo a todos sus sectores, con los servicios al frente, y evitando la emigración masiva a la ciudad ocurrida en regiones mesetarias.
Pero hay más. Las obras financiadas con el PER han dignificado los pueblos, favoreciendo el turismo rural y paliando en parte el atraso. Mientras tanto, ¿qué ofrece el REASS al jornalero? En primer lugar, el contrato es diario. Si está enfermo, no trabaja ni cobra. Si llueve, tampoco. Los convenios varían según las provincias, pero el jornal ronda los 40 y tantos euros. "El año malo te las ves negras para llegar a las 35 peonadas, y eso haciendo la aceituna aquí, el ajo en Montalbán y lo que salga", explica Fernando.
Paz social
La mayoría de los jornaleros reunidos por Público en Nueva Carteya recurrieron a la emigración temporal a Francia o Suiza cuando vinieron mal dadas. Y todos probaron suerte en la construcción durante los años del boom. ¿Era mejor esa vida? "Se ganaba más", responden. "En el campo cada vez hace falta menos gente y el trabajo es más duro y peor pagado", afirma Manuel Alba, 40 años, dos hijos.
"No pedimos limosna, queremos trabajo", añade.
Teresa Gómez, esposa de Fernando Romero, deja claras sus prioridades. Jornalera durante años, sabe lo que es acudir a las peonadas del PER y cobrar el subsidio. Y no lo echa de menos. Ahora trabaja en asistencia a domicilio. Está a punto de cumplir tres años en el régimen general, con lo que ya no podrá volver a pedir el paro agrario. El periodista vuelve a preguntar si, como dicta el tópico, no merece la pena dejar el trabajo y volver al círculo de las 35 peonadas y la ayudita. "¿Yo dejar un trabajo? Sí, hombre. Trabajaré hasta que pueda y luego ya veremos, como siempre", afirma.
Frente al tópico del pedigüeño pícaro, Julián Aguilar, de 61 años, reivindica el papel sacrificado de su profesión de trabajador agrario con experiencia. Defiende que varios pilares básicos de la cohesión social andaluza se han forjado sobre un sistema que obliga a cientos de miles de jornaleros sin tierra a planificar su economía cerca del límite de la pobreza.
"Este sistema ha sido la mejor inversión posible en paz social, la que ha conseguido más con menos recursos", opina Fernando Ramos, profesor de Economía, Sociología y Políticas Agrarias de la Universidad de Córdoba. Él es crítico con el PER: admite "cierto clientelismo en el voto", afirma que da a los patronos un "poder caciquil" y calcula un 5% de fraude con "efectos perversos". Pero pide que el debate sea ponderado: "La PAC. Ahí está la parte del león. ¿Por qué no se debate eso?". Los fondos de la Política Agraria Común europea son objeto de menor atención que el PER, pese a que el pasado año repartieron entre los agricultores andaluces 1.870 millones y el 0,5% de los propietarios se llevó el 25%.
El consejero de Empleo andaluz, Manuel Recio, atribuye a una mezcla de ignorancia y electoralismo las alusiones despectivas al PER, que evita incluso el PP de Javier Arenas. "En Andalucía no surgen voces contra los fondos para paliar las reconversiones industriales, la crisis de la minería del carbón o para mantener al sector automovilístico", argumenta. "Pero el colectivo de trabajadores eventuales añade no es un grupo de presión que pueda contrarrestar estas campañas, mientras que en los otros casos sí hablamos de grupos de interés económico con capacidad de reacción". Los jornaleros del sur, hoy como siempre, son el blanco más fácil.
35 peonadas para recibir un subsidio en el límite de la pobreza
¿Qué es el PER?
El Plan de Empleo Rural fue creado por Felipe González en 1984 para amortiguar la pobreza endémica de cientos de miles de jornaleros en Andalucía. Hoy se llama Programa de Fomento de Empleo Agrario (PROFEA). Es una especie de Plan E: dinero para obras en los pueblos. Da trabajo a jornaleros parados, más del 50% mujeres. Puede servir para llegar al mínimo de 35 peonadas exigidas para recibir al subsidio agrario. En estas obras trabajaron en el último año 26.400 jornaleros andaluces. Cada jornalero no puede hacer por trienio más de 15 peonadas del PER (700 euros en total).
¿Y el REASS?
Es el desempleo de los trabajadores del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS). Para cobrarlo hay que ganar como máximo el salario mínimo, haber cotizado todo el último año el sello agrario (50 euros al mes de media) y acreditar al menos 35 peonadas (20 este año, por las lluvias). El subsidio es de 420 euros al mes durante seis meses. En el REASS se cotiza el 11,5% de media, más del doble que en el general. Del total de 501.558 trabajadores del REASS en Andalucía, en abril cobraron el subsidio 128.100 (20.598 en Extremadura). 32.200 más perciben la renta agraria, una ayuda similar que sustituye al subsidio, ya en vías de desaparición.
¿Cuánto dinero cuesta?
Los fondos estatales PROFEA ascienden en 2010 en Andalucía a 138,6 millones. La Junta los complementa poniendo los materiales. El subsidio agrario costó en marzo 52,1 millones, un 7,3% menos que en marzo de 2007. Desde el inicio de la crisis, en cambio, las prestaciones por desempleo subieron un 192% en Valencia, un 144% en Catalunya, un 133% en Madrid y un 101% en Andalucía, según la Consejería de Empleo. El subsidio agrario supone el 1,83% del total del gasto por desempleo que se realiza en España.
¿Qué dicen sus detractores?
Las críticas hacia estas ayudas llegan sobre todo desde fuera de Andalucía. Las alusiones recientes más sonadas fueron de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que dijo que reducir las peonadas necesarias para cobrar el subsidio de 35 a 20 por las inundaciones era dar "pitas pitas" a los jornaleros. Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz en el Congreso de Convèrgencia i Unió, llamó en pleno debate sobre la crisis a replantear el PER.
Ándel Munárriz
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