Queridos amigos:
No sé hasta qué punto ha trascendido la información de que tras una carga desmesurada de los antidisturbios en Bilbao, posterior al encuentro de fútbol entre el Athletic y el Schalke 04, el pasado jueves 5 de Abril un joven seguidor del Athletic de 28 años, Iñigo Cabacas (Q.E.P.D.), murió debido al impacto de una pelota de goma lanzada por un antidisturbios del cuerpo de la Ertzaintza. Entró en coma ese mismo jueves y falleció cuatro días después, el lunes 9 de Abril, por irreversibles daños cerebrales causados por la pelota de goma.
Pasada una semana, el "señor" Rodolfo Ares, Consejero de Interior del Gobierno Vasco, una persona de dudosa capacidad para ocupar el cargo que ocupa (además de dudosa moralidad), sigue sin dar una explicación plausible, sin reconocer la culpabilidad del ertzaina en cuestión, de la actuación conjunta del cuerpo, la estrategia de los mandos y la suya propia como máximo responsable.
Es curioso que nadie se dignara a hacer ningún comunicado hasta el lunes, cuatro días después del grave incidente. Es más curioso aún que en la primera comparecencia, se pusiera en duda la culpabilidad de la Ertzaintza, a pesar de que las versiones de muchísimos de los centenares de testigos presentes coincidían a la perfección. Y, para rizar el rizo, es aún más curioso que el resultado de la autopsia saliese a la luz apenas unas horas después de la comparecencia del señor Ares. ¿Pretenden que nos creamos que no sabía el motivo de la muerte de Iñigo? ¿Pretenden que creamos que el tempo de los acontecimientos es casual?
Efectivamente, la autopsia determinó que Iñigo falleció por el impacto de una pelota de goma, lanzada desde muy cerca, probablemente 20 metros o menos. A pesar de que hubo cientos de testigos que dijeron que no hubo motivo alguno para cargar, ya que la gente estaba tomando un pote tranquilamente celebrando el histórico triunfo del Athletic y no había altercados violentos salvo una pelea entre dos individuos que ya se había saldado cuando llegaron los policías, a pesar de que varios testigos con nombre y apellido coinciden en decir que Iñigo cayó tras aparecer la policía, a pesar de que el pueblo clama contra la actuación policial, el "señor" Rodolfo Ares estuvo y está “enmierdándolo” (permítanme la expresión) todo, diciendo que el chico ya estaba en el suelo cuando llegó la policía, quitando responsabilidad al cuerpo policial y a sí mismo como máximo exponente de él. Tras la autopsia, tras conocer que sus asalariados, pagados por todos nosotros, son los responsables de la muerte de Iñigo, empezó a enrarecer el ambiente con sus declaraciones, por el hecho de que el chico fue asesinado en las inmediaciones de la Herriko Taberna contigua al estadio, en la que gente de diversa ideología toma un trago antes y después del partido. En definitiva, maniobras de distracción y desvío con el comodín del público (ETA y los radicales), que, como se ve, es un comodín válido hasta en tiempos de paz. Hay una declaración de una chica de Málaga que describe los hechos perfectamente, incluso cómo trató de socorrer a Iñigo, pero claro, seguramente también será una proetarra. Es la cantinela habitual de los constitucionalistas en Euskal Herria. “Como estaba en la Herriko Taberna... algo estaría haciendo…” Todo ello, después de decir que no hay que politizar esta muerte. Y lo dice alguien que habla de ETA cuando se refiere al asunto, siendo plenamente consciente del objetivo que persigue con tal forma de actuar.
Porque, y ya que ha salido a colación ETA, no se pierdan este detalle. En la comparecencia del jueves 12 de Abril, comparecencia para referirse a los graves incidentes en los que Iñigo perdió la vida a manos de la policía, el señor Rodolfo Ares ha dicho la palabra “IÑIGO” tan solo en 2 ocasiones, y ha dicho la palabra “ETA” en 17 ocasiones. ¿A qué viene ETA en todo este asunto? ¿A qué las menciones sobre el terrorismo en estos tiempos de paz, sobre un asunto que no tiene absolutamente nada que ver con ETA u otros asuntos políticos? También ha tenido la desfachatez de dejar entrever que los testigos mienten. Que los propios amigos de Iñigo mienten, todo ello acompañado de algunas sonrisas esbozadas en una comparecencia sobre un tema tan sumamente serio. ¿A qué viene todo esto?
Se lo digo yo: está todo perfectamente orquestado. Maniobras de distracción, versiones varias y enrarecimiento del ambiente. A ver si ganando tiempo la gente se va olvidando de todo este asunto. Lamento decirles que no, esta vez no. El pueblo no va a olvidar lo sucedido, pero no va a olvidar, sobre todo, su deleznable y mezquina forma de proceder.
Resumiendo, tenemos a un chico que no tenía ninguna culpa de nada, que se ha ido para siempre. Tenemos a unos padres que han perdido a su único hijo. Tenemos a unos amigos que sin comerlo ni beberlo han perdido a su compañero. Tenemos a una afición, la rojiblanca, dolida por esta innecesaria pérdida. Tenemos a muchas aficiones del resto de España solidarizadas con nosotros. Incluso las del St. Pauli y Nuremberg, alemanas, y la Roma, Fiorentina y Genoa desde Italia, todas ellas reclamando JUSTICIA. Tenemos un escenario en el que la policía ha sesgado la vida de un chico inocente. Y, sobre todo, tenemos muchísimos testigos que vieron lo sucedido, y cuyas versiones de los hechos coinciden plenamente.
Y, en paralelo, tenemos a un Consejero de Interior que tardó 5 días en hacer las primeras declaraciones. Un hombre, Rodolfo Ares, que no se ruboriza cuando miente como un bellaco. Unos medios de comunicación que han pasado de puntillas sobre este hecho (me gustaría saber qué hubiera pasado si hubiera sucedido al revés, "héroe de Estado" y tal). Un comunicado vergonzoso del sindicato de la Ertzaintza, en el que dicen que la ambulancia que acudió a buscar a los heridos fue recibida con violencia (¿Quién coño (con perdón) recibe a pedradas una ambulancia?), y que los antidisturbios fueron quienes estuvieron ahí para abrir paso a la ambulancia. Un Consejero del Interior, máximo responsable de la violenta actuación policial, que muestra su total apoyo al brazo ejecutor del crimen, y no al entorno del chico asesinado. Un hombre, Rodolfo Ares, que no se digna en dimitir ante tamaño despropósito, y, no contento con ello, miente una vez tras otra, cambiando su propia versión y contradiciéndose en repetidas ocasiones, sin el más mínimo rubor. Hoy mismo ha dicho "no dimito porque mi dimisión no va a devolver la vida al chaval". Literal. ¿Se puede tener tanta jeta? Ahora de repente han salido de la nada 3 ertzainas heridos por botellazos. ¿Y dónde estaban hasta esta mañana si los hechos sucedieron el pasado jueves? Mentirosos. Sucios. Manipuladores.
Lo estamos viendo venir. Dicen que se depurarán responsabilidades, "si las hubiera" (sic). ¿Cómo que si las hubiera? Hay un chico muerto por un pelotazo que, por cierto, no se debería utilizar ya porque la Unión Europea ya recomendó su retirada para el año 2012, debido al peligro que suponía su utilización. Obviamente, en España eso entró por un oído y salió por el otro, y no es novedad.
No voy a entrar a valorar la gestión del actual Gobierno Vasco en otros temas. Solamente debo decir, me siento ante la obligación de decirlo, de que una vez más, el Lehendakari está ausente en un momento importante, como ya sucedió en el “caso Alakrana” u otros. Nadie sabe lo que hace ni dónde está. Todos sabemos que nada sabe hacer, ni él ni su Gobierno, salvo manipular los informativos y los medios de comunicación en general y enterrar y dar mala prensa a todo aquello relacionado con lo vasco o el independentismo. Han logrado que el término "abertzale" sea relacionado directamente con la violencia. Ahora el hecho de estar cerca de una Herriko Taberna implica que "seguramente ya estás haciendo algo". Y eso, con la ayuda de sus poderosos amigos de Madrid, ha calado hondo en la sociedad española, por desgracia. Los medios de comunicación, como siempre, templando gaitas. Ayer se publicó un titular que me dejó entre K.O. y cabreado. "Detenidos los dos chicos que generaron la carga policial que mató a Iñigo Cabacas". ACOJONANTE. A-CO-JO-NAN-TE. Ahora resulta que la culpa de que Iñigo haya muerto es de dos personas que se pelearon, no de quien le disparó a la cabeza. Bueno, ya lo dice bien claro "la carga que mató a Iñigo". Lo mató una carga. Terrible.
Pero no se lo pierdan. Son capaces de encontrar a las dos personas que se pelearon entre las miles que había en las inmediaciones del estadio, pero no son capaces de encontrar al policía que disparó mortalmente a Iñigo. Hoy han dicho que participaron 24 antidisturbios en la operación. Encuentran a dos entre miles, pero no encuentran a uno entre 24. Claro que no lo encuentran, porque no quieren encontrarlo. Es lo que tiene ser alguien sin moral ni ética. Se estaban cubriendo de gloria, y ahora han puesto la guinda. Han matado a un chico y están tratando de desviar la atención, metiendo versiones totalmente infundadas para “enmierdarlo” (permítanme la expresión, una vez más) todo, faltando al respeto a la memoria de Iñigo Cabacas, a su destrozada familia y círculo de amistades. Todo ello sin una mínima muestra de rubor.
Queridos amigos: simplemente quería, con estas líneas, que este penoso hecho traspase nuestras fronteras, porque estamos todos indignados, más que por el hecho en sí, que es aberrante, por los sucesos acaecidos desde entonces, por la falta de escrúpulos de las personas que nos gobiernan y porque vemos venir que aquí, con un cadáver encima de la mesa, todos se van a ir de rositas. Podía haber sido cualquiera de los cientos de aficionados que estaban en la zona, CUALQUIERA. Había jóvenes, gente mayor, niños, mujeres... de todo. Y le tocó a Iñigo, como podía haberle tocado al que estaba a su lado, o al otro, o a otro... a cualquier aficionado del Athletic, a cualquier aficionado rival o a cualquiera que pasaba por allí y se vio en medio del lío.
Es muy triste la pérdida de una vida. Pero en España, a tenor de la forma de reaccionar que tienen los políticos y los medios que están a su servicio, algunas vidas parece que valen más. Según un acertado dicho, “las comparaciones son odiosas”, pero es que en este caso el agravio comparativo es tan latente que nos vemos forzados a comparar el trato que se le ha dado a la muerte (¿o deberíamos decir homicidio?) de Iñigo y el trato que se le han dado a otros sucesos, haya habido muertos de por medio o simplemente daños materiales de mobiliario urbano.
Por todo ello solicitamos:
1. Depuración de responsabilidades administrativas, apertura y tramitación rápida de expedientes por falta muy grave a los responsables directos e indirectos de la actuación policial y apartar de sus responsabilidades YA.
2. Depuración de responsabilidades políticas, dimisión o cese del Consejero del Interior, Ares.
3. Depuración y exigencia de responsabilidades penales a los responsables directos e indirectos de la actuación policial.
Resumiendo, SOLICITAMOS JUSTICIA.
Tenemos a Iñigo en el recuerdo.
No sé hasta qué punto ha trascendido la información de que tras una carga desmesurada de los antidisturbios en Bilbao, posterior al encuentro de fútbol entre el Athletic y el Schalke 04, el pasado jueves 5 de Abril un joven seguidor del Athletic de 28 años, Iñigo Cabacas (Q.E.P.D.), murió debido al impacto de una pelota de goma lanzada por un antidisturbios del cuerpo de la Ertzaintza. Entró en coma ese mismo jueves y falleció cuatro días después, el lunes 9 de Abril, por irreversibles daños cerebrales causados por la pelota de goma.
Pasada una semana, el "señor" Rodolfo Ares, Consejero de Interior del Gobierno Vasco, una persona de dudosa capacidad para ocupar el cargo que ocupa (además de dudosa moralidad), sigue sin dar una explicación plausible, sin reconocer la culpabilidad del ertzaina en cuestión, de la actuación conjunta del cuerpo, la estrategia de los mandos y la suya propia como máximo responsable.
Es curioso que nadie se dignara a hacer ningún comunicado hasta el lunes, cuatro días después del grave incidente. Es más curioso aún que en la primera comparecencia, se pusiera en duda la culpabilidad de la Ertzaintza, a pesar de que las versiones de muchísimos de los centenares de testigos presentes coincidían a la perfección. Y, para rizar el rizo, es aún más curioso que el resultado de la autopsia saliese a la luz apenas unas horas después de la comparecencia del señor Ares. ¿Pretenden que nos creamos que no sabía el motivo de la muerte de Iñigo? ¿Pretenden que creamos que el tempo de los acontecimientos es casual?
Efectivamente, la autopsia determinó que Iñigo falleció por el impacto de una pelota de goma, lanzada desde muy cerca, probablemente 20 metros o menos. A pesar de que hubo cientos de testigos que dijeron que no hubo motivo alguno para cargar, ya que la gente estaba tomando un pote tranquilamente celebrando el histórico triunfo del Athletic y no había altercados violentos salvo una pelea entre dos individuos que ya se había saldado cuando llegaron los policías, a pesar de que varios testigos con nombre y apellido coinciden en decir que Iñigo cayó tras aparecer la policía, a pesar de que el pueblo clama contra la actuación policial, el "señor" Rodolfo Ares estuvo y está “enmierdándolo” (permítanme la expresión) todo, diciendo que el chico ya estaba en el suelo cuando llegó la policía, quitando responsabilidad al cuerpo policial y a sí mismo como máximo exponente de él. Tras la autopsia, tras conocer que sus asalariados, pagados por todos nosotros, son los responsables de la muerte de Iñigo, empezó a enrarecer el ambiente con sus declaraciones, por el hecho de que el chico fue asesinado en las inmediaciones de la Herriko Taberna contigua al estadio, en la que gente de diversa ideología toma un trago antes y después del partido. En definitiva, maniobras de distracción y desvío con el comodín del público (ETA y los radicales), que, como se ve, es un comodín válido hasta en tiempos de paz. Hay una declaración de una chica de Málaga que describe los hechos perfectamente, incluso cómo trató de socorrer a Iñigo, pero claro, seguramente también será una proetarra. Es la cantinela habitual de los constitucionalistas en Euskal Herria. “Como estaba en la Herriko Taberna... algo estaría haciendo…” Todo ello, después de decir que no hay que politizar esta muerte. Y lo dice alguien que habla de ETA cuando se refiere al asunto, siendo plenamente consciente del objetivo que persigue con tal forma de actuar.
Porque, y ya que ha salido a colación ETA, no se pierdan este detalle. En la comparecencia del jueves 12 de Abril, comparecencia para referirse a los graves incidentes en los que Iñigo perdió la vida a manos de la policía, el señor Rodolfo Ares ha dicho la palabra “IÑIGO” tan solo en 2 ocasiones, y ha dicho la palabra “ETA” en 17 ocasiones. ¿A qué viene ETA en todo este asunto? ¿A qué las menciones sobre el terrorismo en estos tiempos de paz, sobre un asunto que no tiene absolutamente nada que ver con ETA u otros asuntos políticos? También ha tenido la desfachatez de dejar entrever que los testigos mienten. Que los propios amigos de Iñigo mienten, todo ello acompañado de algunas sonrisas esbozadas en una comparecencia sobre un tema tan sumamente serio. ¿A qué viene todo esto?
Se lo digo yo: está todo perfectamente orquestado. Maniobras de distracción, versiones varias y enrarecimiento del ambiente. A ver si ganando tiempo la gente se va olvidando de todo este asunto. Lamento decirles que no, esta vez no. El pueblo no va a olvidar lo sucedido, pero no va a olvidar, sobre todo, su deleznable y mezquina forma de proceder.
Resumiendo, tenemos a un chico que no tenía ninguna culpa de nada, que se ha ido para siempre. Tenemos a unos padres que han perdido a su único hijo. Tenemos a unos amigos que sin comerlo ni beberlo han perdido a su compañero. Tenemos a una afición, la rojiblanca, dolida por esta innecesaria pérdida. Tenemos a muchas aficiones del resto de España solidarizadas con nosotros. Incluso las del St. Pauli y Nuremberg, alemanas, y la Roma, Fiorentina y Genoa desde Italia, todas ellas reclamando JUSTICIA. Tenemos un escenario en el que la policía ha sesgado la vida de un chico inocente. Y, sobre todo, tenemos muchísimos testigos que vieron lo sucedido, y cuyas versiones de los hechos coinciden plenamente.
Y, en paralelo, tenemos a un Consejero de Interior que tardó 5 días en hacer las primeras declaraciones. Un hombre, Rodolfo Ares, que no se ruboriza cuando miente como un bellaco. Unos medios de comunicación que han pasado de puntillas sobre este hecho (me gustaría saber qué hubiera pasado si hubiera sucedido al revés, "héroe de Estado" y tal). Un comunicado vergonzoso del sindicato de la Ertzaintza, en el que dicen que la ambulancia que acudió a buscar a los heridos fue recibida con violencia (¿Quién coño (con perdón) recibe a pedradas una ambulancia?), y que los antidisturbios fueron quienes estuvieron ahí para abrir paso a la ambulancia. Un Consejero del Interior, máximo responsable de la violenta actuación policial, que muestra su total apoyo al brazo ejecutor del crimen, y no al entorno del chico asesinado. Un hombre, Rodolfo Ares, que no se digna en dimitir ante tamaño despropósito, y, no contento con ello, miente una vez tras otra, cambiando su propia versión y contradiciéndose en repetidas ocasiones, sin el más mínimo rubor. Hoy mismo ha dicho "no dimito porque mi dimisión no va a devolver la vida al chaval". Literal. ¿Se puede tener tanta jeta? Ahora de repente han salido de la nada 3 ertzainas heridos por botellazos. ¿Y dónde estaban hasta esta mañana si los hechos sucedieron el pasado jueves? Mentirosos. Sucios. Manipuladores.
Lo estamos viendo venir. Dicen que se depurarán responsabilidades, "si las hubiera" (sic). ¿Cómo que si las hubiera? Hay un chico muerto por un pelotazo que, por cierto, no se debería utilizar ya porque la Unión Europea ya recomendó su retirada para el año 2012, debido al peligro que suponía su utilización. Obviamente, en España eso entró por un oído y salió por el otro, y no es novedad.
No voy a entrar a valorar la gestión del actual Gobierno Vasco en otros temas. Solamente debo decir, me siento ante la obligación de decirlo, de que una vez más, el Lehendakari está ausente en un momento importante, como ya sucedió en el “caso Alakrana” u otros. Nadie sabe lo que hace ni dónde está. Todos sabemos que nada sabe hacer, ni él ni su Gobierno, salvo manipular los informativos y los medios de comunicación en general y enterrar y dar mala prensa a todo aquello relacionado con lo vasco o el independentismo. Han logrado que el término "abertzale" sea relacionado directamente con la violencia. Ahora el hecho de estar cerca de una Herriko Taberna implica que "seguramente ya estás haciendo algo". Y eso, con la ayuda de sus poderosos amigos de Madrid, ha calado hondo en la sociedad española, por desgracia. Los medios de comunicación, como siempre, templando gaitas. Ayer se publicó un titular que me dejó entre K.O. y cabreado. "Detenidos los dos chicos que generaron la carga policial que mató a Iñigo Cabacas". ACOJONANTE. A-CO-JO-NAN-TE. Ahora resulta que la culpa de que Iñigo haya muerto es de dos personas que se pelearon, no de quien le disparó a la cabeza. Bueno, ya lo dice bien claro "la carga que mató a Iñigo". Lo mató una carga. Terrible.
Pero no se lo pierdan. Son capaces de encontrar a las dos personas que se pelearon entre las miles que había en las inmediaciones del estadio, pero no son capaces de encontrar al policía que disparó mortalmente a Iñigo. Hoy han dicho que participaron 24 antidisturbios en la operación. Encuentran a dos entre miles, pero no encuentran a uno entre 24. Claro que no lo encuentran, porque no quieren encontrarlo. Es lo que tiene ser alguien sin moral ni ética. Se estaban cubriendo de gloria, y ahora han puesto la guinda. Han matado a un chico y están tratando de desviar la atención, metiendo versiones totalmente infundadas para “enmierdarlo” (permítanme la expresión, una vez más) todo, faltando al respeto a la memoria de Iñigo Cabacas, a su destrozada familia y círculo de amistades. Todo ello sin una mínima muestra de rubor.
Queridos amigos: simplemente quería, con estas líneas, que este penoso hecho traspase nuestras fronteras, porque estamos todos indignados, más que por el hecho en sí, que es aberrante, por los sucesos acaecidos desde entonces, por la falta de escrúpulos de las personas que nos gobiernan y porque vemos venir que aquí, con un cadáver encima de la mesa, todos se van a ir de rositas. Podía haber sido cualquiera de los cientos de aficionados que estaban en la zona, CUALQUIERA. Había jóvenes, gente mayor, niños, mujeres... de todo. Y le tocó a Iñigo, como podía haberle tocado al que estaba a su lado, o al otro, o a otro... a cualquier aficionado del Athletic, a cualquier aficionado rival o a cualquiera que pasaba por allí y se vio en medio del lío.
Es muy triste la pérdida de una vida. Pero en España, a tenor de la forma de reaccionar que tienen los políticos y los medios que están a su servicio, algunas vidas parece que valen más. Según un acertado dicho, “las comparaciones son odiosas”, pero es que en este caso el agravio comparativo es tan latente que nos vemos forzados a comparar el trato que se le ha dado a la muerte (¿o deberíamos decir homicidio?) de Iñigo y el trato que se le han dado a otros sucesos, haya habido muertos de por medio o simplemente daños materiales de mobiliario urbano.
Por todo ello solicitamos:
1. Depuración de responsabilidades administrativas, apertura y tramitación rápida de expedientes por falta muy grave a los responsables directos e indirectos de la actuación policial y apartar de sus responsabilidades YA.
2. Depuración de responsabilidades políticas, dimisión o cese del Consejero del Interior, Ares.
3. Depuración y exigencia de responsabilidades penales a los responsables directos e indirectos de la actuación policial.
Resumiendo, SOLICITAMOS JUSTICIA.
Tenemos a Iñigo en el recuerdo.
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